1. INTRODUCCIÓN
En uno de los microrrelatos recogidos en La glorieta de los fugitivos (2007), José María Merino reflexiona, desde una perspectiva crítica y con cierto humor, acerca de un concepto que ha generado una de las polémicas más vivas y prolíficas en el debate literario de los últimos años:
Perseguido por el Canon, el Corpus llegó a un callejón sin salida. ‘¿Por qué me acosas?’, preguntó el Corpus al Canon, ‘no me gustas’, añadió. ‘El gusto es mío’, replicó el Canon amenazante.
El cuento (o el minicuento) es con bastante frecuencia uno de los géneros literarios escogidos por los escritores para adentrarse en el terreno de lo metaliterario y la discusión teórica. José María Merino aprovecha la ocasión para plasmar en este texto una idea compartida por bastantes estudiosos: la de un canon «amenazante» que acorrala y que, en un ingenioso juego de palabras, se permite el lujo de apropiarse de una noción tan habitual como polémica en el ámbito artístico: la noción de gusto. El relato vincula así dos ideas próximas y que en la historia de la crítica literaria han permanecido unidas: gusto y canon.
Y es que una de las cuestiones que mayores discrepancias provoca es qué aspectos han de tenerse en cuenta a la hora de escoger de entre ese corpus asediado, puesto que la confección de una lista requiere unos criterios de selección. No en vano, esos criterios determinarán cuáles han de ser las obras incluidas en dicho canon. En un primer impulso, la respuesta inmediata es incluir en la lista a aquellos textos que gocen de mayor calidad literaria, pero ¿cómo y quién determina esa calidad? No siempre es fácil desligar el juicio crítico del gusto, en la medida en que este es definido como «la facultad de apreciar o sentir lo bello o lo feo» (DRAE); resulta evidente que existe una carga de subjetividad que dificulta la tarea. Pozuelo nos recuerda además que «los valores estéticos son cambiantes, movedizos y fluctúan en función del periodo histórico en el que nos encontremos» (Pozuelo, 1996, p. 4).
Por otra parte, en la elaboración del canon participan otros aspectos, tales como la inclusión o no de obras representativas de colectivos minoritarios o tradicionalmente apartados de lo que se ha denominado «canon occidental»; entran en juego los estudios postcoloniales, multiculturales, feministas o neohistoricistas, lo que Harold Bloom ha bautizado como «Escuela del Resentimiento». Una pluralidad de factores que no ha hecho sino aumentar la controversia y obstaculizar el análisis del canon en sí mismo; en definitiva, y en palabras de José María Pozuelo Yvancos, «mucha ira y poco estudio» (Pozuelo, 1996, p. 3).
En estas páginas, trataremos de ofrecer un estado de la cuestión, del punto en el que se encuentran hoy día los estudios sobre el canon, e intentaremos reflexionar, en especial desde nuestra visión de docentes, acerca de los numerosos interrogantes que plantea un tema que sobrepasa los límites del discurso literario para inmiscuirse en debates más amplios y generalizados.