jueves, 24 de octubre de 2019

Las lecturas que han marcado a Patrícia Soley-Beltran

Una novela que me impactó muchísimo es La plaça del Diamant, de Mercè Rodoreda, porque es triste y dura, y porque además tiene un montón de paralelismos con la familia de mi madre. A mí esa novela me previno mucho contra cierto amor romántico.
Y luego hay una idea de Albert Camus que me gusta mucho. Venía en El primer hombre, que fue su último libro, su autobiografía, y está explicada con ese lenguaje transparente que tiene él, con una compasión y una humanidad que es una lección de vida. Para mí es su mejor obra, es uno de los libros que más me ha influido. 

Y Albert Camus decía en ese libro que la razón por la que él no era una persona rencorosa era porque había crecido bajo una luz tan maravillosa como la del Mediterráneo, y hablaba del impacto físico de la luz. Y yo sé lo que es eso, porque de Escocia me tuve que ir porque no podía vivir sin luz. Tenía un problema diagnosticado de falta de luz, que se llama Desorden Afectivo Estacional y que en inglés se escribe con las siglas SAD (Seasonal Affective Disorder): triste. Y empecé a tener trastornos físicos y psicológicos, y la cura era una luz potente que me tenía que dar cada mañana, me tenía que sentar delante de esa luz cuarenta y cinco minutos o así para que la luz me entrara por los ojos. Mi médico de cabecera escocés me decía que me volviera a España, pero yo no quería. Yo había decidido no volver a España hasta que me jubilara, pero no me quedó otra porque necesitaba la luz del Mediterráneo. Decidí también hacer aquí mi etnografía de las modelos.

También me ha marcado Irène Némirovsky, que cuando la lees dices: «Qué alma». Y Clarice Lispector, Isak Dinesen y Virgina Woolf. Estas personas me hacen entender que se puede entender. Me hacen tener fe en el ser humano.


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Fuente:

Premio Anagrama de Ensayo

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