jueves, 9 de abril de 2020

Bret Easton Ellis habla de su cuarentena; y de escritores como Franzen y Foster Wallace.

El escritor Bret Easton Ellis, un hombre que odia a los mileniales pero ama a Taylor Swift, acaba de publicar su primer libro de ensayos, 'Blanco'.
“Mi vida no ha cambiado mucho. Ya antes del confinamiento me pasaba el día en casa y mantenía la distancia social. De hecho, los tres primeros días fue un alivio eso de suprimir reuniones. Para mi novio, que es un milenial adicto a las redes sociales, y se pasa todo el día jugando a videojuegos, tampoco creo que haya supuesto un gran cambio”.
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Rutina de escritura:
No puedes obligarte a escribir una novela. Surge de manera natural y es un gran esfuerzo. Es como dar a luz. Llevo 15 años trabajando en mi nuevo proyecto, y no soy capaz de escribir dos frases al día. Escribo un poco, leo algo en Internet, me veo un vídeo porno, me meto en Twitter, vuelvo a ver otro poco de porno, leo… Ese es mi proceso creativo.

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Los escritores somos unos seres sedientos de fama y reconocimiento. Tanto a Franzen como a Foster Wallace les encantaba la publicidad, ansiaban ser famosos como cualquier otro escritor. Si lees las memorias de las parejas de Foster Wallace comprenderás que era un tipo incapaz de enfrentarse a los medios de comunicación debido a sus inseguridades. Cuando uno se suicida con una escenografía como la de Foster Wallace, colgándose con el manuscrito de su novela inacabada a sus pies, es porque le preocupa su reputación y el qué dirán. Y a mí mi reputación me importa una mierda. Muchas veces me preguntan por qué hago o digo algo. Pues mira, porque me da la gana.

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En Blanco se despacha a gusto con unos mileniales a los que rebautiza como “Generación Cobarde”. ¿Por qué los detesta tanto?
Porque vivo con uno de ellos. Con él y con tres Alexas: una en el despacho, otra en el salón y otra en la habitación. Mi novio es tan vago que es incapaz de buscar programas en la televisión o hacer cualquier cosa sin pedírselo a Alexa. Me irrita que los mileniales tengan una obsesión constante con sentirse oprimidos, con que todo conspira contra ellos por su sexualidad, por su color de piel, o por su cuerpo … Y como ser una víctima es muy triste, todo el mundo siente empatía y compasión por ellos. Es un círculo vicioso. La vida está en contra de ellos como está en contra de todos. ¡Lucha contra ella!

Fuente:
https://elpais.com/elpais/2020/04/01/icon/1585731998_950744.html

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