viernes, 14 de febrero de 2020

Consideraciones feministas de Susan Sontag

Textos complementarios de Michelle Dean y Elaine Showalter

Sontag publicó un artículo llamado The Third World of Women [el tercer mundo de las mujeres]. Entre las recomendaciones que hacía el artículo a las mujeres estaba rebelarse abiertamente contra el patriarcado. “Deberían silbar a los hombres por la calle, asaltar peluquerías, montar piquetes en las fábricas que hacen juguetes sexistas, alistarse en masa en las filas del lesbianismo, proporcionar asesoramiento feminista en divorcios, fundar centros de rehabilitación para mujeres que quieren dejar de maquillarse, adoptar el apellido de sus madres”. Su indignación pareció agotarse en ese artículo, que sería la única llamada directa al feminismo que haría Sontag en sus escritos intelectuales.

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Estas ideas son su manifestación más personal y explícita como intelectual feminista, es decir, como una excepción: "Cada genera-ción produce unas pocas mujeres geniales (o, al menos, de una irreprimi-ble excentricidad) que alcanzan una posición especial por sí mismas. Pero se entiende que la visibilidad histórica [-I de semejante grupo de mujeres se deriva precisamente de que posee unas cualidades que en general no tienen las mujeres. Se caracterizan por su energía, inteligencia, voluntad y valor dmasculinos".

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La primera vez que Sontag habló abiertamente como feminista fue en 1971. Formó parte de un panel feminista en el Ayuntamiento formado para plantar cara a Norman Mailer por un ensayo desdeñoso que había publicado en Harper’s sobre el movimiento de las mujeres titulado: The Prisoner of Sex [prisionera del sexo]. Igual que un colegial, Mailer, de 40 años, seguía intentado llamar la atención de las mujeres insultándolas. En el artícu­lo hacía un repaso de muchas de las grandes figuras del movimiento feminista cuyo grado de atractivo físico no dejaba de evaluar, al tiempo que atacaba y desacreditaba sus ideas. Por ejemplo, de Kate Millett, una conocida crítica feminista y autora de Política sexual, decía que era una “vaca aburrida”. Bella Abzug, abogada y con el tiempo congresista, era una “bruja”.

Aquella noche Sontag no estaba en la mesa, sino entre el público. Se puso de pie e hizo una pregunta a Mailer. “Norman, lo cierto es que a las mujeres, por mucha voluntad que pongamos, tu manera de hablar nos resulta condescendiente”, dijo en un tono calmado, casi divertido, de alguien que sabe de qué habla. “Una de las razones es que usas el término lady [señora]”, continuó. “No me gusta que me llamen ‘señora escritora’, Norman. Sé que a ti te parece galante, pero a nosotras no nos suena bien. Preferimos woman [mujer] escritora. No sé por qué, pero tú sabes que las palabras importan, somos escritores y sabemos esas cosas”.

Fuentes:


Artículo The Third World of Women original:

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