Mi lucha tal vez sea recordada como una gran novela fallida o como una obra de arte brutal o como una gran operación literaria y artística en que un escritor pensó que hablaba de su padre, de su yo y de la realidad, cuando en realidad lo que hacía era un monumento al cambio de paradigma de la masculinidad y del genio, en una examinación de su modo de relacionarse con su mujer y con sus hijos pequeños mientras decidía su divorcio.
En la tradición literaria, muy probablemente sea una obra menor. En la del arte contemporáneo, en cambio, podría ser una obra mayor. Su género y su circulación se insertan en el ámbito de lo literario; su concepto, su forma y su ambición, en el de lo artístico. En ese cortocircuito está todo su poder. Y quién sabe si también radique su significado.
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