«Preferimos creernos cualquier mentira que concuerde con nuestra opinión a interesarnos por una información veraz que la desmienta». Lo dijo en Limónov hace ocho años.
Mientras lo decías he pensado «qué cierto», hasta que has dicho que la cita es mía. Estoy de acuerdo conmigo mismo, algo que no siempre ocurre [risas]. La cuestión de las fake news es algo que me produce mucho interés, ahora mucho más. Ya lo dijo Philip K. Dick, que dio forma narrativa a esta realidad virtual y alternativa del mundo. Hoy vemos el problema, pero él ya lo anticipó, como una especie de profecía; vivimos en el mundo que él ya anticipó.
Ahora las fake news tienen una base y un afán de totalitarismo, lo que enlaza también con George Orwell y su análisis de cómo convenimos, socialmente, que ciertas cosas son ciertas. Por ejemplo, la comunidad científica tiene claros, más o menos, sus consensos. Pero cuando hablamos de ciencia comunista o nacionalista, entonces se destruye esa idea de una realidad común y deja de haber interés compartido. Eso creo que es el punto de partida de las fake news, algo que se está amplificando, y yo creo que será un fenómeno que seguirá expandiéndose. No creo que podamos hacer nada, además de reflexionar sobre el tema.
¿Nada?
No, sé cómo ha sonado eso. Matizo: podemos intentar hacer algo a nivel individual. Como periodistas podemos tratar de ir a verificar los hechos, tratar de escapar de esas fake news a base de esfuerzo, pero no nos engañemos: no deja de ser una resistencia marginal. Hay que aceptarlo. Yo he tenido la suerte de vivir otro periodismo, el que hoy en día ya se ha convertido en «periodismo a la antigua», donde se tenía el tiempo, el espacio y el dinero para hacer las cosas bien. La Revue XXI, una revista que hace diez años que existe y en la que yo he trabajado, sigue haciendo un periodismo del que ya no se hace. Ahí empezó Limónov, por entregas. Pero esto no dejan de ser pequeñas islas de resistencia en un océano de algo que no está digerido y que no se puede frenar. Es mi sensación. Irreversible. Verificar los hechos es importantísimo… pero es difícil. ¿Dónde está el hecho en bruto? Porque los hechos también siguen una narrativa. Es un poco como lo que decía este gran patrón del capitalismo, ese visionario que es Elon Musk: que daremos con la realidad de base, la realidad pura, una vez entre un millón, y eso si tenemos suerte. No hablo de la realidad de los hechos, sino de la realidad en bruto. ¡Lo que antes se llamaba simplemente la realidad!
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