La gente habla siempre del boom. Eso está muy bien. Sin embargo, el boom no es la literatura latinoamericana: antes hubo extraordinarios autores y hoy también hay autores extraordinarios, que escriben sin que se note. El boom fue un fenómeno felizmente económico, político y editorial, pero ese fenómeno sigue produciéndose, aunque no se vea.
"Si nos fijamos en Venezuela, allí la literatura y todo el país está en situación de enfermedad grave. No entiendo por qué demonios esta gente, desde Chávez hasta hoy, se empeñaron en destruir el país. No hay que pensar en ideología comunista ni capitalista, simplemente hay que pensar en perversión humana, en dañar a los demás, y los más destruidos, claro, son los pobres. Yo calculo que en estos 20 años serán más de siete millones los venezolanos que se han ido. Y no por placer. ¿Qué significa un socialismo para llevar a la población a eso? Y la literatura no escapa a esa situación. ¿Qué valor tiene hoy publicar libros sobre el Che, Castro, Chávez, los libros de Marta Harnecker, Las venas abiertas de América Latina? Son libros que perdieron su actualidad; el dolor por la humanidad doliente es la que sufre hoy Venezuela, no aquella de la que hablaba esta gente. Lo triste, lo peor, es que hay muchos poetas, algunos amigos que yo quise mucho, que están ahí, al mando de la revolución, destrozándonos. Espero que la historia les reclame. Hay pequeñas editoriales heroicas, y felizmente ha aparecido Internet, donde se cuelan cosas valiosas, como la página prodavinci, trópico absoluto… es por allí que fluye el mundo.
Hoy, después de tantos años, lo que más me gusta es aprender palabras. Palabras nuevas, o quizá ver la etimología de una palabra en la que yo nunca había pensado. Es como si descubrieras sentidos nuevos de tu propia existencia".
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Entrevista en diario El País.
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