Se dice que en algún punto el doctor Miguel Cohen Miller ayudó a Borges. Logró que venciera su timidez y hablara en público. Dictó su primera conferencia en la Sociedad Científica Argentina, en la avenida Santa Fe y Libertad. Se trataba de una convocatoria realizada por el Colegio Libre de Estudios Superiores. Esa tarde superó su vergüenza ante el público. Por otra parte, había una cuestión económica en el medio porque comenzó a cobrar algunas charlas y más adelante se transformaría en una buena fuente de ingresos. A decir verdad, en un principio era muy reacio a cobrarlas. Debido a esta situación, existe un diálogo histórico entre Borges y una de sus ex, Silvina Bullrich. Cuando ya era un orador consumado, le explicó a Bullrich que él prefería hablar aunque no le pagasen, por el simple hecho de que le gustaba hacerlo. Cuenta María Esther Vázquez, presente en el auto cuando se dio el intercambio, que Silvina le respondió: "Ay, Georgie, te comportas como las putas que, cuando se enamoran, trabajan gratis".
Decíamos que con la intervención del doctor Cohen-Miller, Jorge Luis Borges no se animó a dar el paso, pero sí sus primeras conferencias. Aunque es justo aclarar que contó con una ayuda exterior. Aquella primera tarde como conferencista, una gran amiga le convidó una copita de caña de durazno uruguaya antes de que subiera al escenario. Para un abstemio como Borges, el trago se hizo notar. No tanto como para que no se entendiera lo que decía y se le resbalaran las palabras, pero sí lo suficiente como para que fuera locuaz. Las siguientes charlas también fueron precedidas de la copita de caña. La amiga que lo convidó fue Ema Risso Platero, la mujer que lo esperaba en su casa la noche que se golpeó con la ventana, antes de que escribiera literatura fantástica.
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Romances argentinos de escritores turbulentos. Daniel Balmaceda. Sudamericana
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